Jefes tóxicos
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Jefes tóxicos, ¿cuál es el suyo?
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[Fuente: Diario Expansión]
Cuando
se trata de meterse con el jefe no sobran las palabras ni los motivos.
Pero si tiene que convivir con el suyo a su pesar, identificarle a
tiempo le puede poner en antecedentes y, llegado el caso, librarle de
una bronca inoportuna.
Los buenos son capaces de
arrastrar multitudes pero los malos pueden llevar a una empresa al
abismo. Odiados, adorados, denostados, pocas veces reconocidos y
conocidos en escasas ocasiones, los jefes forman parte de una tribu
aparte en la que cabe de todo. De carne y hueso pueden ser héroes o
villanos, pero a fin de cuentas, humanos sin más, con virtudes y
defectos.
Conocerles no es sinónimo
de amarles pero sí que puede ayudarle a identificarles a tiempo y evitar
que sus reacciones le pillen por sorpresa. Aquí tiene una lista de los
siete más habituales. No se descuide, están al acecho y estar siempre
alerta es fundamental para sobrevivir en la tribu de la oficina… y más
en estos momentos.
El trepa.
Siempre quiere conseguir resultados visibles a corto plazo, por la vía
que sea posible, el camino más corto. Si es necesario no respetar,
mentir, desacreditar o aprovecharse de otras personas para conseguirlo
lo hará. El trepa tiene poca empatía con sus compañeros y no establecer
vínculos afectivos le permite seguir con su actividad. Su meta es llegar
a lo más alto, caiga quien caiga.
El atacado.
Estresado, inseguro y muy exigente. Capaz de acabar con los nervios del
empleado más paciente. Su comportamiento obsesivo por el trabajo puede
ser contagioso y, si no tiene cuidado, puede caer en sus redes y
convertirse, sin remedio, en uno de los suyos.
El apoltronado.
Temor, cobardía, falta de interés o simplemente confort. Estos
profesionales se sienten por todo esto mucho más vulnerables. No corren
riesgos, por eso, viven una situación más dolorosa que si afrontaran su
temor. Estos jefes se descubren cuando admiten sus miedos, dejan ver su
lado humano y se ganan la confianza de sus colaboradores.
El influyente.
Tiene la seguridad muy anclada y parece invencible. No tiene ningún
interés en agradar y si comete un error encontrará la excusa perfecta
para salir inmune. Por este motivo es difícil de abordar y resulta
complicado de conquistarle cuando se trata de ganar su confianza.
El jeta.
Ha tenido una carrera meteórica gracias a su palabrería, ocupa el sillón
de mando pero no está preparado para gestionar personas ni para
conseguir objetivos de negocio. Es un estupendo conversador, fabuloso en
las relaciones públicas, el rey de los encuentros con el cliente. El
compañero que todos querrían tener, pero un líder nefasto.
El rescatador.
Proactivo, asume el riesgo de dirigir empresas al límite para tratar de
lograr lo imposible. Quiere sacar la empresa adelante y nada ni nadie
se lo impedirá. Lo suyo es reflotar lo imposible e intentará hacerlo al
menor coste posible consiguiendo una alta rentabilidad.
El escaqueado.
Experto en escurrir el bulto, no es que se escaquee de sus
responsabilidades, simplemente reparte 'marrones' por doquier pero,
cuando se trata de colgarse medallas se convierte en héroe. Pillarle con
las manos en la masa es el principio para aniquilarle. Siempre tiene
mucho trabajo, está muy ocupado y la mejor excusa para eludir sus
funciones.
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