Cómo ser un empleado imprescindible!
[Diario expansión]
10.10.2012Montse Mateos.
El esfuerzo y salir el último de la oficina no le garantizan un
puesto de trabajo. Nadie es imprescindible, pero si quiere conseguir que su
jefe se lo piense dos veces antes de prescindir de su trabajo, estos consejos
pueden ayudarle a ser el empleado 10, aquel que todas las empresas querrían
mantener en su plantilla.
Nadie
es imprescindible en su puesto de trabajo. Hasta Pep Guardiola cuando decidió
dejar el Barça, declaró que el Club podía seguir su camino sin él. Quien crea
que disfrutar de su puesto de trabajo es una cuestión gratuita y sólo depende
de cumplir con sus obligaciones se confunde. Porque a veces, lo importante no
es ser bueno, sino parecerlo, y en sus manos se encuentra ganarse los galones
para que su puesto sea incuestionable.
Pero,
¡cuidado! Tampoco trate de hacerse el imprescindible sin una causa justificada
y en el mismo puesto. Corre peligro de estancarse profesionalmente y no
evolucionar, una situación que hará un flaco favor al desarrollo de su carrera.
Jordi Damiá, socio director de Setesca -consultora especializada en la
reducción de costes e incremento de la productividad-, señala que la visión que
tiene un director general de un empleado imprescindible contrasta con la que
puede tener el profesional: “Los directivos quieren personas orientadas al
cliente y a los resultados, pero hay muchos trabajadores que piensan que con
estar en su puesto y hacer su trabajo es suficiente. Eso no es así. Tienen que
saber qué aportan a la empresa y vender ese valor”.
Soy importante, no el mejor
Cuánto vale mi puesto y qué beneficio aporto son las primeras preguntas a las que tiene que dar respuesta el empleado que desee colgarse el cartel de imprescindible. Damiá recuerda que “nos movemos en el mundo de las percepciones y, a veces, se prescinde de talento porque se desconoce su potencial”.
No trate de hacerse el imprescindible sin una causa justificada
y en el mismo puesto. Corre peligro de estancarse profesionalmente y no
evolucionar, una situación que hará un flaco favor al desarrollo de su carrera.
David
Comí, socio director de Incrementis –consultora de formación y productividad-,
coincide cuando afirma que “nadie te va a pagar por lo que sabes, sino porque
lo sabes hacer con lo que sabes”. Utiliza este trabalenguas para explicar que
sólo aquellos empleados cuyo esfuerzo tiene impacto en la cuenta de resultados
son imprescindibles: “Nos pagan por incrementar, minimizar, optimizar y
mejorar”. Si el profesional tiene claros estos valores, está el predisposición
de asegurar su puesto de trabajo.
No obstante, ambos consultores señalan que en la venta de
aptitudes y actitudes, es conveniente que el profesional no pierda el rumbo. No
se trata de prepotencia y de vender algo que no es para ser imprescindible. “El
profesional tiene que ser proactivo y dar feedback a su jefe, demostrar que hace lo que
realmente se espera de él. Aportar un valor más allá de sus objetivos ”, dice
Damiá, quien considera que la última parte de este proceso, “explicarlo y
argumentarlo de forma adecuada”, es clave.
Comí añade
que el empleado debe actuar y asegurarse de que el jefe es consciente de que
cuenta con su ayuda, “que puede ayudarle a tomar decisiones”. También debe ser
capaz de aportar soluciones, sobre todo si presenta un problema. “No hay que
acudir con un problema si no se tiene la solución”, sentencia Comí.
Hoja de ruta
Para no dejar ningún cabo suelto, Setesca ofrece siete puntos que, llegado el momento, puede convertirse en un manual imprescindible para ser imprescindible en su puesto de trabajo:
¿Cuánto vale mi puesto y que beneficio aporto? Pregúntese si el coste del puesto de
trabajo es equivalente al beneficio que ofrece a su compañía. Si es mayor que
el beneficio que aporta o al que tendría una posición equivalente
subcontratada, con toda probabilidad le situarán como una potencial baja por
restructuración o por externalización.
Ser proactivo Sea
proactivo y aumente, en la medida de lo posible, el valor de su puesto de
trabajo. Una opción para conseguirlo es que reflexione sobre qué es lo que
podría aportar más o contribuir a reducir los costes de la empresa. Sólo lo
puestos que aporten valor serán considerados sin discusión dentro de la
organización.
En el punto de mira: el resultado económico Orientación a resultados. Averigüe cuál es
el valor de puesto, considérese a sí mismo como potencial centro de beneficio
en la empresa.
Hacerse ver Puede
hacer muy bien las cosas, pero su esfuerzo pasará inadvertido si no lo vende de
forma adecuada, simplemente no estará en la mente de sus jefes. Comunique todo
su potencial, más aún si su actividad no está relacionada con las áreas de
márketing y ventas, vinculadas a resultados económicos.
¿Qué esperan de mí? Muestre interés por saber qué
se espera de usted. Para ello debe pedir un feedback de formar regular: definir bien los
objetivos y ser autoexigente para intentar superar con creces las expectativas.
Mejor, evitar los conflictos El
conflicto con los compañeros dificulta la relación y entorpece la consecución
de buenos resultados. Y, la disconformidad con su jefe… puede poner en riesgo
su puesto de trabajo.
Y, por si acaso No deje de relacionarse y
comunicarse con potenciales empleadores para que le conozcan, puede ser una
baza muy importante si alguna vez deja de ser imprescindible.
Comentarios